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LA HISTORIA MEXICANA

 Quizás se pregunte por qué deberíamos preocuparnos por una especie que ya no es el hábitat para sobrevivir en la naturaleza?  ¿Por qué el compromiso, el conocimiento profundo y la experiencia profunda son cruciales para salvar una especie?  Cuando la conservación se convierte en un tema político, ¿cómo digerir todos los problemas que surgen?  Estos son solo algunos de los problemas que han tenido que enfrentar Juan Vargas y Catalina Porras mientras trabajaban por el regreso del cóndor de California al norte de Baja California, México, en la cordillera de la Sierra de San Pedro Mártir.

 

Los científicos llaman a los animales que ya no tienen un futuro garantizado debido a la pérdida de sus hábitats una “especie zombi”. Después de una acalorada y polémica discusión entre los conservacionistas, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos decidió capturar a los últimos 22 cóndores de California en estado salvaje en 1985. El argumento de los que estaban en contra de esta iniciativa era que la especie ya no tenía un lugar para sobrevivir en estado salvaje. y debe ser dejado solo, para extinguirse con dignidad. En cambio, la decisión fue salvarlos. Los zoológicos de San Diego y Los Ángeles se encargaron de capturar los cóndores existentes y criarlos en cautiverio. Unos años más tarde, el equipo de recuperación del cóndor de California descubrió que Baja California, México, era un hábitat más adecuado para esta especie carismática. Algunas personas en México se opusieron a la introducción del cóndor en las montañas del norte de Baja California, alegando que no había registros históricos del ave en México, mientras que otros simplemente identificaron al cóndor de California como una especie zombi que no tenía futuro. Estas discusiones siguen siendo apremiantes mientras enfrentamos un momento delicado en la historia de la Tierra. Ahora, más que nunca, necesitamos el ejemplo de las batallas exitosas contra la extinción. 

 

Han pasado veinte años desde que tres cóndores de California fueron liberados en el extremo norte de la Sierra de San Pedro Mártir en Baja California en octubre de 2002. Treinta y nueve cóndores ahora deambulan por los cielos de este hermoso parque nacional, y seis más esperan en un aviario. instalación que se lanzará el próximo año. Esta es una historia de éxito maravillosa y única que no podría haberse logrado sin la tenacidad de Juan Vargas y Catalina Porras. Han llamado a esta cordillera su hogar desde el comienzo del programa hasta hoy. Al principio, la pareja acampó en una tienda de campaña, y años después se convirtieron en una pequeña casa rodante, que casi quedó enterrada por un metro de nieve durante el invierno. Estaban allí para los cóndores, día tras día, bajo la lluvia o la nieve y allí, también, cuando los incendios forestales quemaban el bosque a su alrededor. La experiencia que obtuvieron al criar águilas y varias otras aves en la Fundación Ara en Monterrey, Nuevo León en los años 90 les ayudó a cuidar a los cóndores con éxito en formas que ahora han sido reconocidas en todo el mundo.

 

Todo esto no podría haberse logrado sin el ingenio, la inteligencia y la profesionalidad del equipo, que enfrentó innumerables desafíos durante más de dos décadas. Este es solo el comienzo de una historia que trascenderá desiertos, bosques y cordilleras; una iniciativa llena de esperanza y sabiduría que podría inspirar a las generaciones venideras. Ahora debemos considerar al cóndor de California como una especie emblemática que ha regresado del borde de la extinción, un ejemplo que nos puede dar la fuerza para luchar por todas las demás especies vivas en peligro de extinción en este planeta.

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